7 de mayo de 2009

La importancia del torque del motor durante el manejo - segunda parte

Siguiendo con lo expuesto en la primera parte de este artículo, transcribimos a continuación algunos ejemplos que dan cuenta de la importancia que reviste mantener la ‘elasticidad’ del motor a fin de manejar siempre con el cambio de velocidad más adecuado.
Aquellos conductores que ostenten algunos años de manejo recordarán la experiencia de conducir automóviles fabricados en las primeras décadas del siglo pasado, cuando los motores desarrollaban pocas RPM en comparación con los actuales y las cajas de velocidades apenas contaban con tres cambios. En esos vehículos era muy común, una vez alcanzada una determinada velocidad, dejar la caja en ‘directa’ y permitir al torque del motor hacerse cargo del resto. Eso es lo que podríamos denominar motores muy elásticos en los cuales la relación de torque entre el punto de máxima potencia y otro con mediano o bajo régimen de RPM no resulta demasiado excesiva.
Con el avance de la tecnología se mejoraron muchos aspectos de los motores, y a medida que se fueron agregando más y más automatismos menos cosas quedaron a cargo del conductor. Sin embargo, la elasticidad sigue siendo algo a lo que debemos prestar especial atención para manejar siempre con el cambio de velocidad más adecuado.
Tratar de acelerar bruscamente o superar una situación de carga extra (como una pendiente pronunciada) sin recurrir a la caja de cambios, llevará al motor a trabajar en condiciones desfavorables que pueden afectar su vida útil e incluso algo mucho más serio: que el vehículo, dependiendo de la maniobra que se realice, sea incapaz de cumplir con la demanda requerida. Imagine una situación de adelantamiento en carretera. Si las ruedas tractoras no cuentan con suficiente torque el vehículo no tendrá capacidad de respuesta, lo cual llevará a una aceleración pobre (en el mejor de los casos) que difícilmente resulte suficiente para lograr el sobrepaso deseado, especialmente con otros vehículos acercándose en sentido contrario.
Por eso, siempre que realice esta maniobra o cualquier otra que requiera un esfuerzo extra asegúrese de tener colocada la marcha adecuada para las condiciones en las que se circula.
En un motor naftero, una forma relativamente simple de notar esta condición de sobre-exigencia mecánica está dada por la presencia de vibraciones y ruidos totalmente fuera de lo normal que surgen al pisar el acelerador, con lo cual el motor suena de forma similar a un gasolero. De hecho, el combustible en esas circunstancias se estará quemando tal como lo hace el gasoil, sólo que un motor naftero no está preparado ni diseñado para soportar tal demanda. Esta condición anormal es provocada por el autoencendido del combustible a causa de las condiciones extremas que se generan en la cámara de combustión, dando lugar a lo que comúnmente se conoce como ‘pistoneo’. Existen, sin embargo, diversas causas que pueden dar origen a este fenómeno, que si bien no constituye una condición excluyente propia del mal uso de la caja de velocidades es sin dudas una de las más frecuentes.
Los vehículos más modernos controlan y corrigen automáticamente los parámetros que tienen influencia directa en el ‘pistoneo’ y son mucho más silenciosos que antaño, pero de ninguna manera eso significa que sean inmunes al mal trato por parte del conductor.
Un conductor inteligente conoce muy bien las características de su vehículo. Eso le permite sacarle el mayor provecho posible logrando un andar seguro y confortable, reduciendo al mínimo el consumo innecesario de combustible y alargando la vida útil de los componentes, lo cual se traduce en menores costos de mantenimiento.

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